JOSÉ DE LA CUADRA
biografía
Hijo único de Vicente de la Cuadra y Bayas y Ana Victoria Vargas y Jiménez Arias, oriundos de Guayaquil y Piura, respectivamente, cursó todos sus estudios en su ciudad natal, Guayaquil.
En 1921 se graduó como bachiller de la República del Ecuador en el Colegio Nacional Vicente Rocafuerte. Ese mismo año ingresó a la Facultad de Derecho, en la Universidad de Guayaquil. Sus primeros escritos datan de un poco antes. Durante 1919 y 1920 formó parte de la redacción de la revista Juventud Estudiosa junto con figuras hoy bien conocidas dentro de Ecuador, como: Medardo Ángel Silva, J. A. Falconí Villagómez, José María Egas, Jorge Carrera Andrade, Augusto Arias, J. Pino de Icaza y Gonzalo Escudero, quienes iniciaron con el modernismo establecido por Rubén Darío, pero, después enrumbaron por nuevas y originales pautas. El nombre de la revista cambió al de Ariel en mayo de 1920; desde entonces, hasta octubre de ese mismo año en que paró de imprimirse; el nombre de Cuadra no apareció jamás.
Juventud Estudiosa es un claro ejemplo de que José de la Cuadra comenzó en la literatura bajo la influencia del modernismo. En dicha revista sacó a la luz tres poemas: “Decepción”; “Sangre de Incas"; "A la memoria de Santos Chocano”; “A la Pálida”. El último poema fue dedicado a Teodoro Alvarado con una nota: “amante de los epítetos parnasianos que solo dicen armonía”. En esta publicación también salieron tres artículos cortos: “Medardo Ángel Silva”, la que, es una nota necrológica por motivo de la muerte del poeta; “Los predestinados”, que es una reseña del libro La edad heroica (Madrid, 1916) de Luis de Zulueta; y finalmente “La mujer”, apología al género femenino.
“Su muerte fue en Guayaquil, el 27 de febrero de 1941. En ese entonces él era Juez Primero del Crimen de la provincia del Guayas. El diario El Telégrafo indicó en la nota necrológica publicada el día después de su muerte que a pesar de haberse reunido el Tribunal de la Corte Superior de Justicia el día de su defunción, dicha institución no formuló ningún acuerdo de condolencia por tan importante fallecimiento.”
obras
- Los Sangurimas (1934)
- Los monos enloquecidos (1951), obra inconclusa publicada póstumamente
- El amor que dormía (1930)
- Repisas (1931)
- Horno (1932), incluyó en su segunda edición (1940) el cuento La Tigra
- Guasintón. Relatos y crónicas (1938)
- Doce siluetas (1934)
- El montuvio ecuatoriano (1937)
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